Pour le #VendrediLecture parlons d'un livre qui ne sortira qu'à la rentrée (12 septembre) mais que @editionsduseuil m'a déjà envoyé. Et c'est un #thriller japonais, mêlant de nouveau texte et image. Bien ? Il a été dévoré en 2h, quel autre argument voulez vous ? https://www.outrelivres.fr/strange-houses/ #polar #thriller #Japon #Mastolivre @mastolivres @bookstodon
japon
He oído muchas veces explicar el alma social de Japón por cómo el país reacciona a los desastres.
Según este relato, Japón, como archipiélago volcánico y sometido a recurrentes desastres sísmicos, aprendió a primar el bien colectivo sobre el individual, y sus ciudadanos a sacrificarse y trabajar duro cuando un nuevo cataclismo destruye una región.
Recuerdo cómo se activó esta narrativa durante el accidente nuclear de Fukushima en 2011, cuando el tsunami que sucedió a un terremoto de intensidad 9 provocó la fusión del núcleo de 3 reactores de la central y liberó materiales radiactivos, además de asolar pueblos costeños enteros.
Entonces admiramos, por ejemplo, a los pensionistas japoneses que se ofrecían voluntarios para trabajar en las zonas más contaminadas, para así ahorrar a los más jóvenes una exposición radioactiva que mermaría de forma radical su esperanza de vida.
Sin desmerecer todo esto, el cómic Los evaporados, de Issao Moutte (Astiberri 2024), nos cuenta la cara B de aquel episodio histórico; la corrupción de las empresas de la reconstrucción, la explotación de quienes trabajaron en ella, el abandono estatal de las víctimas…
Mottue lo hace a través de 2 protagonistas; un niño que huye de la zona devastada al creer muertos a sus padres, y un oficinista de 60 años que es despedido porque sus jefes creen que ha descubierto los tejemanejes de su empresa para beneficiarse de forma ilícita de las contratas de la reconstrucción.
Entonces el oficinista “se evapora”.
¿Qué significa esto?
En Japón hay gente que desaparece de forma voluntaria para esquivar a sus acreedores, a sus familias, a la yakuza… Migran a barrios de Tokio o Osaka y trabajan en la economía sumergida el resto de sus vidas.
Al año se producen 80.000 evaporaciones en Japón.
Como veis, Los evaporados de Moutte pone el foco en las zonas más oscuras de la realidad japonesa, a menudo ocultas tras su apariencia de orden social de funcionamiento milimétrico.